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jueves, 30 de agosto de 2012

Declaración de la Cumbre Social aragonesa

Cuando en la segunda mitad de 2008, la economía productiva de Estados Unidos y
Europa se empieza a contagiar del enorme fraude iniciado en el sistema bancario
norteamericano con la emisión de unos sofisticados productos financieros por valor de billones de dólares, los dirigentes políticos europeos no se pusieron de acuerdo sobre el impacto de la crisis. Unos negaron reiteradamente que la crisis financiera llegara a adquirir la dimensión de crisis económica y productiva internacional; otros agitaron en sus respectivos países el deterioro de los grandes indicadores macroeconómicos para arremeter contra sus adversarios políticos en el Gobierno y acusarles de incapacidad e insolvencia. Reclamaron desde la oposición las conquistas del Estado de bienestar y proclamaron solemnemente su compromiso con los derechos sociales y laborales.

Unos y otros desoyeron las iniciativas de voces autorizadas de la economía y
fundamentalmente del movimiento sindical, exigiendo otra política para salir de la
crisis y medidas para la reactivación económica, el empleo y la cohesión social.